Una cara familiar. Cap.47.

-¿Qué esperas?. No tenemos todo tu tiempo – dijo Alec mientras me daba un ligero empujoncito.
Y allí lo tenía delante de mí: una gran y obscura coladera por la cual teníamos que atravesar para entrar al castillo.
Era gracioso cómo me preocupaba que me fuera a lastimar en la caída, siendo que por dentro ya me había herido, había dejado una parte de mí en aquel prado… con Jacob.
Alec me dio otro empujoncito, esta vez más desesperado y me hizo volver a la realidad.
Alcé la mirada para echar otro vistazo a la fachada del castillo. La verdad yo siempre me lo había imaginado más … tenebroso. Tal ves le faltara más oscuridad y algunas gárgolas para que se viera más tétrico.
Volví a posar mi mirada en la coladera y respiré profundo. Tal vez no fuera una vampiresa completa, pero en definitiva tenía algunas características vampíricas, así que resé por que esta vez no fallaran y me dejé caer en la lúgubre coladera.
Sentí el ligero roce del aire cuando fui cayendo y en menos de lo que había pensado ya estaba del otro lado.

Me estremecí ligeramente al abrir los ojos. Eso si era bastante más lúgubre. Una extraña sensación me cosquilleó por la columna mientras fuimos avanzando por un largo pasillo, guiados por Jane y Alec, mientras Félix, Demetri y el “destructor de escudos” nos seguían. Llegamos a un elevador y me sorprendió que todos cupiéramos a la perfección. El tener cinco cuerpos fríos y letales a mi alrededor hizo que un escalofrío me recorriera. El timbre del elevador indicó que ya habíamos llegado.

Salimos y fue como si hubiéramos dado una vuelta de 180° a lo que era el principio. Una sala de cuero blanco estilo minimalista estaba acomodada en una esquina, adornada por una mesita de cristal en el centro con un pequeño florero repleto de violetas.
- Buon giorno – saludó cortésmente una chica detrás de un mostrados de madera color miel y vidrio.
- Buon giorno, Carmine. – la saludó Alec con una sonrisa.
Noté cómo las mejillas de ella se coloreaban de rojo mientras sonreía con esas facciones perfectas, dignas de modelo. Meneó su cabeza en modo coqueto y sus rizos rubios bailotearon alrededor de su cara.
- Alec… - lo reprendió Jane.
- Es sólo algo físico – dijo Alec en un tono imperceptible para el oído humano.
Sentí como los párpados me pesaban y me dí cuenta que las horas que traté de mantenerme despierta empezaban a afectar. Aun así me obligué a mantener abiertos los ojos y seguir caminando.

Jane abrió unas pesadas puertas de madera y enseguida sentí como miles de efluvios diferentes me golpearon. Algunos eran amaderados, otros tropicales y algunos más florales con un ligero olor a cuidad.
Ante mí se extendía un mundo de vampiros, entre los cuales reconocí la mayoría como semi-vampiros. Los techos eran altos y abovedados y en el centro del gran salón estaban tres sillas color negro hermosamente labradas y en la parte superior no pude evitar notar el escudo de los Vulturi, color rojo sangre.
Un rostro familiar sobresalió entre la multitud, sus ojos negros buscaban preocupado a alguien entre los vampiros e híbridos.
- Renesmee – dijo Nahuel con un suspiro de alivio.
-Nahuel – dije mientras sonreía y ambos cruzábamos la multitud para saludarnos.
Su cabello color negro se movió de un lado al otro en su media coleta y sus labios se curvaron en una ligera sonrisa.
- Me gustaría decir que es una alivio que encontrarte pero no creo que lo sea en esa situación.
- A mi también me alegra verte – le dije con una risita cansada. Al menos una cara familiar estaría allí.
- ¿Está bien tu familia?, ¿No les hicieron nada?. – preguntó preocupado.
-Ellos… están… bien – sentía que un nudo de dolor en mi garganta iba creciendo y me impedía hablar.
Puse mi mano en su piel morena y le enseñé lo que había pasado en el claro.
- Huy… lo siento. – dijo mientras me abrazaba.
- Si... como sea. – no debía preocuparme por ellos; ya estaban a salvo. Ahora tenía que preocuparme por mi propia vida.
Nahuel me soltó y me miró con una extraña mezcla de alivio y preocupación.
Nuestra relación había crecido a medida que los años habían pasado. Muchas veces íbamos a visitarlos y él ya me consideraba como una hermana, aunque Jake se la pasaba repelando de que Nahuel me miraba con ojos diferentes a los de un hermano o amigo.
“Jake”. Me dolió el tan sólo pensar en su nombre.
Suspiré y traté de sobreponerme.
- Y… ¿Por qué estamos aquí? – pregunté – la mayoría somos semi-vampiros.
- De hecho sólo los de la guardia son… vampiros completos. – hizo una pausa y después siguió – Al parecer todo empezó por Aztlan.
-¿Quién? – pregunté confundida – Nunca había escuchado ese nombre.
- Yo tampoco – se rió un poco – es un nombre Maya, y creo que significa “Blancura” o algo así.
Señaló con su barbilla a una esquina y ví a una chica de 17 años aproximadamente, con los ojos negros como la obsidiana al igual que su cabello y su piel tenía un ligero tono moreno, su rostro tenía definitivamente razgos Maya, pero no por eso dejaba de ser increíblemente hermosa. Miraba angustiadamente a todas partes mientras sus carnosos labios temblaban, presa del miedo.
-Al parecer ella rompió una regla… - comenzó a decir Nahuel, pero el sonido de las puertas lo interrumpió.
Acto reflejo todos guardaron silencio y se voltearon en redondo para ver quién entraba por esas puertas.
Una pequeña sensación de frío y pánico cruzó por mi pecho al reconocer quiénes eran los portadores de esas capas negras.
Aro, Cayo y Marco se iban desplazando entre la multitud – mas bien ésta se abría para dejarlos pasar – con una singular facilidad, que hizo que mis intentos por atravesarla y llegar hasta Nahuel se vieran como torpes pasos de bebé.
Sus capas, siempre más negras que la mismísima oscuridad se iban ondeando a su alrededor, creando un aura oscura que los cubría e iba siguiendo a cada paso que daban. Se movían en sincronía como si fuera una coreografía de ballet: gráciles y fluidos.
Noté como todos se les quedaban mirando con los ojos abiertos de par en par, y por un momento deseé tener el don de papá para saber en qué estaban pensando.
Aro lucía su misma sonrisa que daba miedo y agradaba a la vez, Cayo tenía los labios apretados en una tiesa línea recta, como si le desagradara estar allí y Marco tenía la misma expresión indiferente que yo recordaba, me parecía que sólo estaba allí en cuerpo.
Cayo y Marco apretaron ligeramente el paso y Aro lo aminoró, para al final dejarlo atrás y los otros dos sentarse con una majestuosidad impresionante. A pesar de que se separaron no perdieron la gracia adquirida con el paso de los años.
- Oh, Renesmee, querida, ¡Haz crecido bastante! – me dijo Aro mientras se acercaba a mí con su sonrisa de siempre. Yo me limité a sonreírle forzadamente – Que gusto y a la vez qué lástima tenerte aquí hoy… -dijo con un gesto falso de tristeza, mientras acercaba su mano a mí, en invitación de que lo tocara…


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"You say it's alrigth, but something it's wrong. I can see it in your eyes."
Read between the lines - KSM

Por fallas técnicas no pude subir cap ayer. Lo siento. Pero bueno!!! aqupi está! hehe.
*Todo lo que reconozcas es de Meyer, lo que no reconozcas es mío. ^^
Probablemente publique el Sábado o si no el Lunes (nada es eguro en esta vida!! y menos teniéndome a mí como escritora XD).
Buenoooooo.... creo que no tngo nada más que decir excepto: NO AL SPAM!! Demonioz! que es muy dificil no mandarme cadenitas?! por Dios no les pasará nada!! ¬¬

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p.d: Gracias a Gata, Roxana y Sharon x darme ideas para el nuevo título ^^

"And after all this time that you still owe, You're still the good-for-nothing I don't know"
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