viernes, 4 de febrero de 2011

Dique quebrándose Cap. 87

Como era de esperarse, llegaron en menos tiempo del planeado.

Aún no sabía exactamente que les diría. Quizás algo como “Lo siento por haber huido para buscar a un Vulturi desolado.” o “Necesito su ayuda para recuperar a Jacob que está preso de una vampira loca, la cual está aliada con la razón por que vine a París”.

Ninguna de ellas sonaba muy convincente.

Aunque en realidad, dijera lo que dijera; aunque tuviera los mejores argumentos, no me salvaría del regaño, del castigo y probablemente la ley del hielo.

Y es por eso mismo, que escogí un lugar público.

Noté su presencia desde el momento que cruzaron el umbral de la cafetería.

Giré y les dediqué una sonrisa un tanto inocente. Y aunque sólo mamá y papá estaban dentro de la cafetería no tenía que ser adivina para saber que al menos Carlisle, Rose, Alice y Jasper estaban esperándome afuera.

- Hola pa – dije en un susurro.

Él esbozó una de sus más falsas y sonrisas y me susurró:

- Afuera. Ahora – puso un billete sobre la mesa para pagar lo que había pedido.

Suspiré y comencé a caminar hacia la salida.

Iba callada en el asiento e atrás.

Jasper había insistido en ir con nosotros, para controlar a mis papás y yo en secreto lo había deseado con todo mi ser, pero como era de esperarse, papá no aceptó; argumentando que si no le había arrancado la cabeza a Jacob cuando se enteró que estaba imprimado de mí, aguantaría hasta que “llegáramos”.

Imaginé que la última parte se refería a llegar alguna parte donde los humanos no pudieran alcanzar a escuchar el griterío que se estaba por armar.

Papá aceleró. Al parecer, mis pensamientos estaban en lo correcto.

- ¡Hora de la función! – dijo Emmett mientras se asomaba al mi ventanilla del auto.

Sí, también había venido él, al igual que Embry y Quil. Éstos dos últimos alegaban que si Jacob estaba en fase, quizás lo podrían localizar más fácilmente; y donde estuviera Jacob, estaría yo.

Se equivocaron en la última parte.

- Haremos esto solos, Emmett; que después te cuente ella en que acabó la show. – dijo papá, con ese frío tono que hacía que me pusiera nerviosa.

Pareció un tanto decepcionado, pero en le momento en el que Jasper apareció a su lado, su semblante se relajó.

- Te odio, Jasper – dijo Emmett con una sonrisa.

Papá aceleró y nos alejamos de mi familia. ¿Dirección? Mi juicio.

Oh, pero estaba segura de que no me quedaría de brazos cruzados al preguntar sobre Katherine.

- Renesmee, sólo tengo una pregunta – dijo mamá mientras miraba al frente - ¿Porqué?

De todas las preguntas posibles por hacerme, fue la que menos esperaba.

A lo largo de mi vida no había recibido muchos regaños – en parte gracias a Rose y Emmett- pero me sentía tan cohibida como la primera vez.

Entendía que no debía de temer a responder mal, al fin y al cabo yo me lo gané –según ellos- pero sabía que quizás la respuesta correcta nos llevaría a zanjar el tema y dejarlo por la paz.

- Ella se refiere a por qué nos desobedeciste. No por qué viajaste – dijo papá.

Probablemente porque soy una imbécil, pensé sin mucho detenimiento.

- Renesmee – dijo papá – concéntrate.

- ¿¡Por qué no?! - Dije de repente – Mamá se escapaba a cada rato de la casa del abuelo

Ella volteó a verme con los ojos abiertos como platos por la sorpresa.

Pensé que lo sabían

- Alice – dijo entrecerrando los ojos. Me limité a no hacer nada que pudiera delatarla – Además tenía a Edward. Estaba más que segura con él.

- Pero no en su mundo – susurré.

El auto sufrió una ligera sacudida y por el espejo retrovisor alcancé a ver que papá tenía el ceño fruncido y miraba con fiereza a la carretera. Era obvio que no le gustaba que le recordaran esos tiempos, al menos no es los que mamá estuvo en peligro.

Quizás deberías bajar la velocidad o acabarás con este precioso Camaro. Sería en verdad una lástima , pensé, consciente de que me escucharía.

- Muy graciosa Renesmee – dijo con sarcasmo – pero ya casi llegamos.

El silencio se mantuvo flotando durante unos segundos en el ambiente, mientras yo intentaba apartar de mi mente cualquier pensamiento que tuviera que ver con Jacob, Ethan o Katherine.

De pronto, el follaje comenzó a hacerse más y más familiar, hasta llegar un punto donde la esa familiaridad se hacía peligrosa.

- ¿A- a donde vamos? – pregunté mientras sentía que el corazón se me salía.

- Necesitamos hablar con Jacob – dijo mamá, estudiando mi reacción – vamos a la cabaña donde están.

¿La primera cabaña?

- ¿Hay dos? – preguntó papá mientras su mirada curiosas se cruzaba con la mía en el retrovisor.

- ¿Cómo supieron de la cabaña? – pregunté, haciendo caso omiso de lo que había dicho.

- Estabas pensando en eso antes de que llegaramos.

No, no, no. Miles de pensamientos se atropellaban y mi mente se hacía más confusa a medida de que nos acercábamos a la cabaña; la segunda cabaña.

Intenté hacer memoria para recordar que estaba pensando, para poder saber con seguridad que me esperaba – o nos esperaba – a continuación.

Recordé levemente que me había dado cuenta de la mala maniobra que había hecho al ir directamente con mis padres y ni siquiera haber sacado mi ropa de la cabaña. Había dado por perdidas esas pertenencias por dos razones: Lo que necesitaba – el guardapelo de Jacob y las notas de Katherine- las llevaba conmigo, y segunda, no quería encontrarme con Ethan, no después de saber que en realidad todo este teatro había sido una traición.

¡...Ethan!

Lo más probable es que mi familia culpara en buena parte a Ethan sobre todo lo que estaba ocurriendo y también era probable que no lo recibieran con los brazos abiertos.

Lo único que ahora tenía era más caos.

No necesitaba una pelea más, y menos entre mis padres e Ethan.

Era una pelea bastante pareja y a pesar de todo, no quería ver a Ethan muerto.

Aparcamos.

Una sensación parecida a un escalofrío me recorrió por completo, sólo que ese frío era el doble de intenso.

Bajé del Camaro en automático y noté que mi padre me estaba viendo, con una nota de confusión en su mirada.

Al parecer mi confuso vaivén de pensamientos enredados no le permitía “escuchar” con claridad lo que pensaba.

Bien. No trataría de frenar esa maraña de pensamientos.

Ambos se aproximaban a la cabaña, el único punto a mi favor que tenía en ese momento era que mi padre aún estaba lo suficientemente lejos de la cabaña para poder escuchar los pensamientos de alguien… en el caso de que alguien estuviera dentro.

Deseé fervientemente que Ethan se hubiera quedado en aquel claro.

- Ehm… tengo que decirles algo – dije mientras me ponía frente a ellos.

El sol comenzaba a ocultarse, dejando trazos rosáceos tras de sí, como una manta desgarrada que va dejando jirones de color.

- Nosotros también tenemos mucho que decir; pero a Jacob– dijo mamá con una ceja enarcada.

- Si bien, ehm.. es sobre él de lo que quiero hablarles – dije y al pensar rápidamente en todo lo que había pasado y un dolor se acomodó sin permiso en mi pecho, haciendo que esa herida que había intentado ocultar de mi familia comenzara a descubrirse.

Papá me miró con los ojos muy abiertos. Mi mente comenzó a colapsar y dejé que se derrumbara un poco, para que papá pudiera seguir fuera de mi mente.

Ambos pasaron junto a mí y subieron los escalones del porche, haciendo caso omiso de mis patéticos intentos de distraerlos.

Vamos Renesmee, piensa algo, rápido…

- ¡¡Estoy embarazada!! – grité con todas mis fuerzas. Y en el momento que pronuncié esas palabras, me arrepentí.

En menos de un latido, tenía mis padres frente a mí, con los ojos abiertos como platos y enseñando ligeramente los dientes; aunque estaba más que claro que esa ira no era para mí, al menos no directamente.

- ¡Ya está! – dijo mamá, sin dirigirse a nadie en especial – Esta vez si le arrancaré la cabeza a Jacob.

Se dio la media vuelta en dirección a la casa.

¡NO!¿Que había hecho? Intentaba alejar a mis padres de la cabaña y lo único que lograba era que más quisieran entrar.

Papá escuchó lo que acaba de pensar y en un férreo abrazo detuvo a mamá, le susurró algo al oído, ella le respondió de mala manera, él le volvió a susurrar y a regañadientes ella volvió.

- Renesmee, tienes veinte segundos para explicarnos que demonios pasa – dijo mi padre mientras me taladraba con los ojos.

- No estoy embarazada – fue lo único que atiné a decir.

A pesar de todo, no me dolía esa mirada, porque sabía que en el fondo de todo eso había un incondicional amor de padre.

Aún así, no le pude sostener la mirada.

Situé mi mirada más allá de mis padres enfurecidos y otro escalofrío me recorrió al ver quien estaba parado en el porche, mirándonos con ojos curiosos.

- Ethan – se me escapó en un susurró.

Acto seguido mis padres se giraron en dirección a él, seguido de un ligero siseo de amenaza.

Con un jalón mi madre me situó detrás de su espalda, haciendo una barrera junto con mi padre.

Era más que obvio que lo recordaban desde la primera vez que lo vieron, cuando él destruyó el escudo de mamá, haciendo vulnerables a todos en la familia y como cereza del pastel yo terminar aceptando ir con los Vulturis. Hacía ya más de un año.

Recordé vagamente lo rápido que se te iban los años cuando eras inmortal.

Él levantó ambas manos, en una clara señal de paz.

Papá relajó un poco su postura pero mamá pareció sólo sentirse más amenazada, ya que en cuanto Ethan se movió, noté como el casi imperceptible escudo de mamá se desplegaba entre nosotros.

- Edward, sé que puedes leer mi mente – dijo Ethan – dile a ella Bella que no le haré daño. Sabes que no lo haré.

Mamá siseó.

Papá se irguió completamente y se quedó inmóvil unos segundos, adiviné que estaba “leyendo” todos y cada uno de sus pensamientos en ese momento.

Volvió a susurrarle algo a mi madre y ésta se irguió también, pero aún conservaba esa mirada cautelosa.

Ethan casi sonrió amistosamente.

- ¿Dónde está Jacob? – preguntó mamá con calidez mientras me tomaba la mano.

- Lo mismo quisiera saber yo. – le dije mentalmente.

Suspiré y noté cierta aprehensión en su mirada.

Ethan había decidió ir a dar una vuelta para cazar algo. Por el momento estábamos solos los tres.

Le conté a mis padres todo, omitiendo el nombre de Katherine, claro está; para dejar caer la bomba al final.

Les conté lo bien que conocía a mi madre, aún siendo humana.

La foto de Jacob y yo quemada justo en su rostro.

Los acertijos.

El guardapelo.

Lo “Pregúntale a tu papi, niña”

El sobre a nombre de Alice.

Ellos escuchaban atentamente todo lo que decía, sin impórtales que la voz se me cortara a momentos o que mirara al suelo en un patético intento de ocultar las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. Ellos no hacían ningún juicio; no veía ni un resquicio en sus ojos sobre algo que dijera “Mal, Renesmee”.

Ellos me entendían. Y parecían aparentemente inmutables, de vez en cuando frunciendo el ceño, hasta que mencioné la mascada azul que venía en el sobre.

En ese instante la mirada de mamá se tornó nerviosa y se dirigió completamente hacia papá. Sabía perfectamente que esa mascada significaba algo más, algo que obviamente, yo no sabía.

Dejé de hablar y noté ese intercambio de miradas, como siempre hacían cuando no querían que yo me enterara de algo.

Decidí acercarme al borde del precipicio.

- También me dejó esto “Nadie es lo que parece. Todos tiene un sombrío pasado, incluso tu modista, tu confidente y tu lector de mentes.” – dije mientras sacaba la nota dela bolsa de mi suéter y se la tendía a mi padre.

Mamá movió su posición y tomó lugar junto a papá. Ambos leyeron la nota en una milésima de segundo y parecieron saber enseguida a qué se refería.

Ambos intercambiaron una mirada ansiosa, incluso un poco paranoica; pero estoy segura de que más allá pude ver algo de pánico.

Como si un dique que hubieran construido con dedicación se estuviera cuarteando, ante una inminente amenaza de romperse por completo, dejando que el agua destruyera todo a su paso.

- Nessie – dijo mi madre mientras se sentaba frente a mí y me tomaba las manos. Su mirada preocupada hizo que también me preocupara yo; por algo que no conocía…aún - ¿Cómo se llama quien hizo todo esto?

- Katherine – dije mentalmente.

Sus labios se fruncieron en un gesto de coraje y buscó en mis ojos algo de miedo, pero en ese momento no sentía más que curiosidad.

- ¿Quién es ella? - pregunté, pero ambos parecieron no escucharme.

Papá sacó su móvil del bolsillo y marcó un número.

- ¿Alice?. Vamos a necesitar que vengan – dijo – Tenemos problemas – un murmullo del otro lado de la línea – Katherine.

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¿Que tal? *D*

Gracias por leer ;)