Jacob, te amo. Cap

"La muerte no es salida a ninguna solución, es el final de todas las opciones"


Nahuel y yo llegamos hasta un escape de aproximadamente metro y medio, por donde salía el humo a montones. Nahuel se agachó y entró, el humo dificultaba ver. Me hizo unas señas para lo siguiera y lo imité. Ya había puesto medio cuerpo adentro de ese túnel, cuando sentí unas frías manos que me agarraban por la cintura…
…Solté un grito ahogado y una gran cantidad he humo me entró por la boca. Sentí que me empezaban a jalar hacia fuera. Nahuel me volteó a ver inmediatamente con ojos preocupados y llenos de pánico.
Mientras yo tosía y intentaba librarme de esas manos, él retrocedió hasta llegar a donde yo estaba. Me tomó de la mano y empezó a jalar hacia él. Sentía que en cualquier momento me partiría en dos.
- Vete, Nahuel. Tienes que irte – le dije mentalmente.
- No puedes quedarte. – dijo para terminar con un acceso de tos.
-Me tienes que dejar.- ordené tajantemente.
Él cerró más sus puños en torno a mis brazos, en una clara negativa.
Sabía que sólo había una alternativa: alejarlo de mí a la fuerza.
Cerré los ojos e intenté recordar ese dolor punzante que Ian Olivier me había causado algunos meses antes.
Primero sentí unas ligeras punzadas en todo el cuerpo, las cuales se fueron intensificando hasta acercarse peligrosamente al dolor real que me había hecho sentir Ian. Se lo proyecté a Nahuel con todas mis fuerzas, no me agradaba la idea de herirlo, pero era demasiado terco y sabía que no había otra opción.
Con un gruñido de dolor, Nahuel me soltó, mientras que se aljaba dos pasos de mí. Intenté reponerme rápidamente y empujar a Nahuel aún más dentro del túnel, asegurando su huida.
Sentí un ligero vacío en mi pecho y dejé de luchar contra las manos que intentaban sacarme de allí, al parecer ya no sólo eran un par.

La intensa luz de la hoguera me deslumbró y cegó por unos segundos cuando fui sacada abruptamente de aquel túnel de ventilación.
Empecé a toser más y noté que estaba cubierta de hollín de pies a la cabeza. Imaginé lo cómica que me veía y maldije para mis adentros.
Al verme, Jane empezó a carcajearse alegremente, se asimilaba a la risa de una pequeña. Estaba molesta, y un tanto harta de sus aires de superioridad, así que me atreví a lanzarle una mirada asesina, sin importarme que después me estuviera revolcando en el piso de puro dolor. La expresión de Jane dio un giro de 180° y noté que la ira la estaba consumiendo. Me miró fijamente, pero no con una simple mirada indiferente, sino con esas que sientes que te calan astas los huesos. Aún así no sentí su ira descargada en mí. Al ver que su don no me afectaba ni en lo más mínimo, volteó a ver al vampiro de Félix había nombrado como “destructor de escudos” con los ojos encendidos en llamas…
- Jane… - dijo Aro en tono persuasivo.
La aludida refunfuñó un par de veces pero se tranquilizó, o si no fue así, al menos se escondió tras una máscara de serenidad.
- Wow, Renesmee, en verdad me sorprendes. Pensé que teniendo un abuelo como Carlisle te habría enseñado, al menos, algunas cosas sobre el sacrificio. En especial con su estilo de vida.
“ ¿¡Sacrificio?!. ¡¡No pienso dejarme matar por tus perjuicios hacia los semi-humanos!!” pensé con ira dentro de mí. A pesar de que estaba maldiciendo a Aro en mis adentros, no dije nada.
-Lamento tener que hacer esto, - dijo mientras avanzaba hacía mí - en especial por que Carlisle es un buen amigo mío y no quiero destruir nuestra amistad, pero… - suspiró – hay que hacer lo necesario por nuestra especie…
En cada palabra se iba acercando cada vez más a mí, con una mirada la cual ya le había visto antes, unos segundos antes de que destruyera a Aztlan.
Entendí que me había llegado la hora.
Cerré los ojos con fuerza y me sumergí en los recuerdos que, hasta el momento, había retenido tras unas puertas en mi mente.
Nunca me imaginé como iba morir, es más, nunca pensé que moriría.
Pinté mi eternidad junto a Jacob llena de alegrías y sin problemas, obviamente en este momento, todas esas ilusiones se habían hecho tiritas. Una vocecilla me decía que de algún modo iba a salir de aquí, pero ésta se veía aplastada cada vez más y más por el extenuante peso de la realidad que estaba viviendo: mi muerte estaba a tan sólo unos segundos.
Noté las frías manos de Félix cuando me agarró por los hombros, para que no intentara escapar – de nuevo - , mientras escuchaba los pasos de Aro cada vez más cerca.
Todo me parecía que pasaba en una desesperante cámara lenta haciéndome sufrir cada uno de mis últimos momentos de vida.
Jacob.
Jacob.
Jacob.
Jacob, te amo.
Era la única persona que ocupaba mi mente, la única persona a la cual querría recordar antes de morir.
- ¡Espera Aro! – toda mi madeja de pensamientos se vio cortada abruptamente por una voz de hombre.
Abrí los ojos y noté que el “Destructor de escudos” caminaba apresuradamente hacia Aro mientras extendía su mano hacia él, se podría decir que casi desesperado por que Aro leyera sus pensamientos. Mientras avanzaba noté sus ojos color borgoña oscuros clavados en mí, mientras se veía claramente la preocupación en ellos, pero ¿por qué preocupación?, ¿¿por… mí??.
Al alcanzar su mano Aro cerró los ojos mientras recibía sus pensamientos, después de unos segundos soltó la mano del chico y abrió los ojos.
- Muy bien, Ethan, me impresionas – dijo Aro mientras lo miraba y esbozaba una sonrisa.
Acto seguido, Aro volteó a verme. Seguía esbozando una sonrisa, pero esta vez era más macabra y con un destello de emoción. Esa rara combinación hizo que me estremeciera ligeramente.
- Bien, Mi bella Renesmee. Como ya lo dije antes, Carlisle es muy buen amigo mío, y no queremos arruinar nuestra amistad, así que hemos decidido que vamos a deliberar acerca de lo que vamos a hacer contigo. No te mataremos… Por el momento.
Un silencio reinó por completo la sala, se podía escuchar hasta los débiles quejidos que todavía salían de la hoguera.
- ¡¿¡Qué crees que haces Aro!?!. – dijo Cayo histérico mientras se paraba de su trono- Bien sabes que no damos segundas oportunidades. Primero con su padre, ¿¡Y ahora con ella?!.
- Calma, hermano – dijo un poco harto Aro.
- Si no lo vas a hacer tú, ¡¡Lo haré yo!!.
Y en menos de lo que me pude dar cuenta, Aro ya estaba avanzando hacía mí con paso decidido y en sus ojos flameaba la ira del deseo de muerte.
- No lo harás. – dijo Aro mientras se interponía entre él y yo.
Cayo se lo quedó viendo, mientras seguía sacando humo por la orejas. Enseguida Aro le dijo algo a una increíble velocidad. Intenté comprender lo que decían pero sólo identifiqué mi nombre, el de Alice, el de mi padre y la palabra licántropos.
Después de eso Cayo se calmó un poco y empezó a retroceder con dirección a su trono, pero no sin antes lanzarme una mirada asesina.
- Creo, que ya no hay nada que decir. – dijo en tono alegre Aro – Chelsea, lleva a Renesmee al cuarto de Gianna.
-Pero lleva años desocupado señor – dijo ella en tono tímido.
- Sigue teniendo una cama y un baño cierto – ella se quedó callada y Aro sonrió arrogante.
Félix y Demetri me soltaron, después Chelsea me hizo una seña con la mano y me indicó que la siguiera. Salimos de la sala de techos abovedados y subimos por unas lúgubres escaleras de piedra gastada, hasta llegar a un pasil lo con varias puertas a los lados. Pasamos algunas de ellas, hasta párannos frente a una puerta color chocolate. Estaba raída y se veía un poco desvencijada. Chelsea abrió la puerta y con la cabeza me indicó que pasara.
La habitación en sí no era nada mala, tenía una cama de dos plazas en el centro, mientras que a los lados unos pequeños burós ocupaban los lados de ésta. También había un tocador de madera pintado de color rosa pálido y al lado tenía una ventana con cortinas color crema. Las paredes estaban pintadas de color blanco y las adornaban algunos cuadros de pintores que no reconocí.
Caminé hasta el buró que tenía un portarretrato apoyado en el. Una chica de tez morena y aparentemente brasileña sonreía alegremente en la foto en un lugar que se parecía mucho al lobby del castillo. Sus grandes ojos color marrón sobresalían en la foto.
- ¿Ella es Gianna? - pregunté.
Chelsea asintió.
- Era humana –dijo ella. No era una pregunta
- ¿Y que pasó con ella?.
El rostro de Chelsea se obscureció ligeramente , mientras esbozaba una sonrisa tenebrosa.
- El postre – dijo sin dejar de sonreír, mientras cerraba la puerta del cuarto.
Esa noche dormí hecha un ovillo en el centro de la cama, mientras temblaba incesantemente, pero no de frío …


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Decoy - Paramore.

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En la proxima entrada si Hotmail deja de hacer su berrinche les pondré de 10 a 12 blog recomendados ^^.

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